viernes, 7 de enero de 2011

Provocando

"Anna Frank fumaba. La delató un vecino a la Gestapo cuando bajó a fumar al bar". Con esta estupidez tan grande se despachó ayer a través de Twitter el escritor y ex periodista Arturo Pérez Reverte contra la entrada en vigor de la norma que prohibe fumar en los espacios cerrados en nuestro país. No voy a rebatir una falacia semejante, porque no me parece necesario. Tampoco voy a pronunciarme sobre la ley, aunque quien haya leído otros artículos míos podrá intuir cuál es mi posición.

Lo que me ha provocado la nueva boutade del novelista es una reflexión sobre quienes no saben relacionarse más que a través de la provocación, pero no de la provocación innovadora, rompedora o desmitificadora que caracteriza muchas obras de arte vanguardistas, sino de la burda, simplona y borde que tanto practica este señor.

Me pregunto si los provocadores famosos y anónimos -muchos de ellos campan por foros y redes sociales en forma de troll- se creen tan por encima del bien y del mal como aparentan o si su actitud responde más a un profundo sentimiento de insatisfacción. Porque la mayoría parecen estar enfadados con el mundo. Da la sensación de que buscan aliviar su malestar provocándoselo a los demás a través de sus exabruptos. ¿O quizá sólo reclaman atención desesperadamente? No lo sé. En todo caso, creo que les iría bien bucear dentro de sí y resolver sus conflictos en lugar de proyectar sus demonios internos hacia el exterior. Pero, mientras se animan a hacerlo, me parece que lo mejor que podemos hacer para que nos molesten lo menos posible es, simplemente, ignorarlos.

3 comentarios:

  1. No creo que haya que prestar la más mínima atención a chorradas de este tipo, la verdad. La estrategia de algunos es soltar el exabrupto y esperar a ver quién entra al trapo, para poder conseguir una discusión jugosa.

    ResponderEliminar
  2. pérez reverte siempre me pareció un busca-protagonismo a cualquier precio y un necio por sus tonterías varias... independientemente de su trabajo como escritor, que tampoco es que me apasione pero sí respeto.

    ResponderEliminar
  3. ¡Qué bien catalogado lo has tenido siempre! A mí tampoco me gusta nada como escritor. Pero, en fin, hay mucha gente a la que le apasiona. Hay gustos para todo.

    ResponderEliminar